Llevábamos posponiendo este post unas semanas. ¿Qué deben hacer Florentino Pérez y el Real Madrid para no sumar otro año en blanco?
No hay una respuesta única, ni es un análisis sencillo. Hay que ser conscientes de que, se haga lo que se haga, puede ser que no sea suficiente por una razón muy simple: ahora es el momento del Barcelona, ya que todos los astros se han alineado para que así sea. Otrora, a finales de la década de los 50, fue el momento del Real Madrid, quien sólo puede aspirar a que se invierta artificialmente el orden natural, e irrumpir en un momento que ahora no le pertenece. No hay ningún indicador que ponga en peligro la supremacía azulgrana a medio plazo. El Real Madrid debe aspirar a crear un catalizador que acorte los plazos y haga más efímero el reinado culé.
A largo plazo, el Real Madrid deberá potenciar hasta el extremo su red de ojeadores para que la próxima generación de canteranos que marquen una época salga de Valdevebas, y constituyan una columna vertebral como la que tiene ahora el Barcelona. Pero eso será mañana, no hoy.
Mientras eso ocurre, a corto plazo, sólo hay dos caminos. Encontrar un guía que consiga extraer lo mejor de los jugadores que tienen potencial y que domine la táctica para los grandes enfrentamientos directos, y comprar en el mercado las carencias existentes en el medio del campo.
Empezamos por lo primero. En un 99% de casos, Pellegrini no va a continuar. Tengo dudas sobre si esto es lo mejor o no. Parece que Mourinho va a ser su sustituto. Aquí albergo las mismas dudas.
Posiblemente, es Mourinho el mejor tacticista para vencer en enfrentamientos directos, y llegar lejos en todas las competiciones, especialmente en las que se resuelven con eliminatorias. Y al contrario que lo que piensan muchos, Mourinho no es un entrenador defensivo (fue el único equipo en ganarle por más de un gol de diferencia al Barcelona en 2 años), pese a que sus defensas son prácticamente infranqueables. Hasta aquí sus fortalezas.
Sus debilidades son más ajenas a su persona, y se centran en el encaje de su figura en el Real Madrid. Por un lado, su personalidad no parece compatible ni con la institución, ni con la filosofía deportiva, ni con los valores del club, ni con el estilo del presidente y de la junta. Tampoco son convergentes los gustos por futbolistas de Mourinho con los de la afición del Real Madrid (extremadamente barrocos frente a los puramente góticos).
Por tanto, y a modo de conclusión: la apuesta por Mourinho es arriesgada, más táctica y menos estratégica. Si hubiera alguna forma de “domarle” y adaptarle a lo que es el Real Madrid podría resultar perfecto, pero entonces, supondría renunciar a parte de la filosofía de Mourinho que ha sustentados sus éxitos.
El segundo punto sí parece más claro. Se necesitan nuevos refuerzos, y no pocos. Aunque a muchos sectores mediáticos les irrite profundamente, la inversión (que no gasto) es la vía que debe utilizar el Real Madrid para tratar de ganar este pulso que le es tan desfavorable a priori.
La defensa ha funcionado a lo largo del año de manera muy notable, y tan sólo se me antoja necesaria la sustitución de Metzelder. Si además puede reforzarse esa posición con un jugador polivalente que pudiera suplir a Arbeloa o a Ramos en las bandas, el indicado podría ser David Luiz, del Benfica. Conozco a varios a portugueses que me aseguran que es mejor que Pepe. Su juventud (23 años), es otro gran argumento.
El Real Madrid no necesita delanteros. A la esperada baja de Raúl (pese a la presión mediática que brama por su permanencia simbólica a cambio de los 12 millones de ficha que percibe, a modo de señal de gratitud), y teniendo en cuenta el muy mal final de campaña de Higuain, y su poca solvencia en partidos importantes, la prioridad es conseguir extraer lo mejor de Benzema, un futbolista que en plenitud resulta de los cinco más desequilibrantes del mundo. La gestión de la psicología del francés, inseguro y falto de confianza hasta el extremo, se antoja clave.
Y aquí viene la parte clave. El centro del campo. A las bajas de Gago, Mahamadou Diarrá y Guti, y ante la constatación de la incapacidad de Granero, el Madrid debe incorporar a no menos de cinco jugadores en esta posición, entre centrocampistas y extremos.
No se debe cometer el mismo error que el año pasado. Se debe partir de la premisa de que Kaka no se va a recuperar, y hay que planificar la temporada sin él (como el Barcelona ha hecho con Ibrahimovic, fichando a Villa). Si finalmente Kaka volviese a ser el que fue, sería un plus extra. Pero de momento, no debe ser una rémora.
Cinco centrocampistas que se repartan estas cuatro condiciones: toque, visión, velocidad y desborde. No se precisa más contención (Xabi Alonso, junto con la defensa adelantada bastan), sino perfeccionar la transición entre la sólida defensa y el poderoso ataque. Ya hay fichado uno, Canales, que es una apuesta de futuro más que de presente. Restan cuatro. Particularmente, no me agrada nada la irregularidad de Silva (que promedia 5-10 partidos buenos al año, y desaparece el resto). Es una auténtica lástima que Fabregas, el heredero de Xavi, se haya autodescartado del proyecto de Florentino haciendo unas declaraciones tan imprudentes como poco profesionales.
Una vez más, habrá que suplir con dinero lo que no se ha conseguido crear desde dentro. Afortunadamente, el tan denostado proyecto sí ha funcionado en este aspecto, y los recursos existentes son elevados.
De la elección acertada de esos cuatro jugadores y la capacidad del nuevo entrenador para optimizarlos nacen las nuevas esperanzas del Real Madrid. Pero siempre sabedores que, en estos momentos, el destino no es de color blanco.
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