Frase del día

There are four imperatives for leaders: they must inspire trust, clarify purpose, align systems and unleash talent Stephen Covey

miércoles, 23 de junio de 2010

Cuando ni Keynes tiene la solución...

Para empezar, pongamos sobre la mesa la dichosa formulita que Keynes introdujo hace ya tantos años, y que tantas veces hemos visto y seguiremos viendo repetida:

PIB = C + I + G + X − M

Básicamente, esta ecuación viene a expresar lo siguiente: El Producto Interior Bruto (PIB) de un país será la suma de: C, el consumo total (de las empresas y los particulares); I, la inversión; G, el gasto público y; X-M, las exportaciones menos las importaciones.

La formulita es sencilla como ella sola, y no vamos a entrar ahora a discutir su adecuación a la realidad, ni a enumerar los crímenes que se han cometido en su nombre, simplemente la quiero usar para ilustrar la complicada tesitura en la que se encuentran nuestros gobernantes.

Suponiendo que las ideas de los keynesianos fueran acertadas y no hubiese consecuencias más allá de las expresadas por esta ecuación, como sabéis algo muy discutido por los grandes economistas, pero no así por los políticos, a los cuales la formulita les viene que ni caída del cielo..

Bien, suponiendo que esto funcionase tal y como dice la teoría, ante una caída del consumo, C (una recesión), los keynesianos esgrimen que es conveniente elevar G, el gasto público, para compensar esa caída del consumo privado (C), y mitigar la caída del PIB durante la recesión. Creo que sin entrar en mayores implicaciones (como que provoca esto en el largo plazo), todos estaremos de acuerdo aquí: a corto plazo, el gasto público evitará la caída en una recesión más profunda (momentáneamente por lo menos).

Por supuesto, la idea es que la recuperación llegará y C volverá a subir, con lo cuál podrá retirarse progresivamente G y no será necesario incurrir en más déficit. En teoría el "invento" podría funcionar si los gobiernos generasen superávit en los buenos tiempos e incurrieran en déficit durante las crisis. Pero claro, todos sabemos lo proclives a prometer el "oro y el moro" que son nuestros políticos, sea cual sea la coyuntura económica (Y nosotros que les votamos). Aquí además, ni siquiera estamos entrando a discutir otro asunto aún más importante que es como el gasto público pervierte al mercado y al sistema de precios y provoca lo que se llaman malinversiones (que en ausencia de gasto público no se harían por ineficientes). Estas malinversiones, una vez retirado el estímulo público, tendrán que ser "liquidadas", lo cual nos arrojaría de nuevo en una recesión, cuya magnitud dependerá del volumen y las características del gasto público... Pero esto entra en otro tema que no es el del artículo que nos ocupa.

Así, cuando el consumo comience a recuperarse, retiraremos el gasto público. ¿Pero si la recuperación no llega? ¿O si hemos estado malgastando el superávit para prometer cheques bebés, regalar unos eurillos a cada ciudadano, o simplemente dando subvenciones a amiguetes... y entonces llega una recesión de verdad? Pues entonces estamos jodidos, bien jodidos.

Es sencillo, el nivel de deuda "aceptable" por los mercados tiene un límite, y si llevas varios años asumiendo déficits, tu deuda habrá crecido considerablemente, por los que los mercados empezarán a pedir intereses muy altos para comprar tu deuda. Basta ver el ejemplo reciente de Grecia o, en menor medida, España.

Llega un punto en que ya no puedes permitirte asumir más deuda, si no quieres asegurarte una crisis aún peor: toca bajar G (en lo que estamos ahora). Aquí viene la verdadera PUTADA: C está bajando, G lo tienes que reducir, con lo que el PIB evidentemente baja, con lo que tu recaudación fiscal baja, especialmente si tienes un paro del 20%...

Si los ingresos del Estado vía impuestos están bajando, este se ve obligado a bajar más G, para no incurrir en mayor déficit, lo que a su vez hace disminuir más aún la demanda agregada, lo que hace disminuir la recaudación, lo que... hasta que os canséis...

De esta manera, en una economía "dirigida" por la intervención estatal, una reducción del gasto público demasiado brusca nos puede arrojar en una depresión de las guapas... Pero el no reducir G lo suficientemente rápido puede ser aún peor...

Hay una solución mucho más sencilla: EXPORTAR, vender al mundo. Pero claro, para eso hay que ser competitivos...

Bueno, pongamos que no lo somos, la solución sigue siendo sencilla: HAGÁMONOS COMPETITIVOS! Ya está. Bueno, pero claro esto no se puede hacer de la noche a la mañana... a no ser que... DEVALUEMOS NUESTRA MONEDA!

Efectivamente, esa es la "vieja solución" para cuando se han hecho mal las cosas, devaluar y convivir con la INFLACIÓN. Si sufres una inflación del 4%, y el crecimiento nominal de la economía es un 6% (es decir un 2% real), puedes asumir déficits anuales hasta ese 6% sin aumentar tu deuda neta...

Vaya, pero... si no tenemos control sobre nuestra política monetaria...

Bufff, en ese caso solo queda una... y va a doler...